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Extraviarse para Encontrarse |
Debo confesarles que este viaje lo realice no
exento de tempestades, cuando decidí abandonar la seguridad de la costa para
enfrentarme a un océano embravecido, era porque deseaba dejarme llevar por el
oleaje de la vida y sus altibajos, no sabía dónde iba a terminar, las grandes
olas emocionales me tenían confundido y no divisaba el horizonte pues las lágrimas
de esos momentos de angustia y tristeza inundaban mis ojos y no me permitían
ver el firmamento, no tenía más que mi brújula interna en ese momento, una misteriosa y poderosa fuerza no permitía
que huyera y me decía que enfrentará mi acontecer, tenía que jugármelas y poner
todos mis recursos a mi servicio para sobrevivir, tenía que ser capaz de
abrazar y recibir al Carlos que regresaría de vuelta, hoy puedo decir tarea
cumplida, soy otro, no obstante este arduo proceso del despertar no ha cesado.
La tempestad que vivía se caracterizaba por
fuertes remezones laborales y emocionales, el cerrar capítulos de mi vida
pasada, del adolescente que aún me habitaba y deseaba cerrar temas afectivos
pendientes, del hijo de una familia conservadora y religiosa que se cuestionaba
ya más adulto, porque y para que se decía religioso. En esta época de mi vida
enfrente mis miedos, puse en cuestionamiento todas las creencias que
condicionaban mi actuar, decidí demoler todo y volver a edificarme, fue un
proceso duro el abandonar prácticas seguras, automáticas, rutinarias, cada
ladrillo lo fui pegando a sudor de lágrimas, confusión, extravío y, mucha fe en
que la obra final iba a mejorar, debía ser cauto para volver y tener a todos
los que quería esperándome al regreso, podía haber nadie y debía estar
preparado para ello.
Mi vida afectiva y laboral sufrieron fuertes
remezones, sólo me abrazaba y aferraba al Creador y al maestro de maestros,
Jesús, comprendí la parábola del hijo pródigo, entendí el concepto “que debemos
extraviarnos para encontrarnos”, ¿Suena extraño no?, comprendí finalmente el
valor que tiene poder despertar y ver a tu pareja a tu lado y en la distancia divisar
esos seres tan divinos que son tus hijos bajo el mismo techo, reafirme mis
valores y principios, ya nada era lo mismo, yo no era el mismo, las crisis hicieron
impacto y esculpieron mi ser, las convertí en oportunidades y sobretodo en
autoconocimiento y aprendizaje, al fin sabía quién era y quién no. Me
acompañaron personas en este proceso, a quienes recuerdo y agradezco sus
palabras, escucha y compañía. Comprendí luego que la sabiduría es la alquimia
entre el conocimiento y la experiencia
y, el creador me la estaba regalando, no exento de hacer méritos sobrehumanos
para ello.
Hoy definitivamente no soy el mismo, Uds. no
son lo mismo, estamos en constante cambio, la flor a cada segundo cambia,
nosotros también, nada es estático, por eso los invito a conversar con sus
amigos, familiares, pareja e hijos, debemos ponernos al día, las experiencias
del día nos van modelando y vamos siendo otros, no perdamos esta tremenda
oportunidad de conocernos y mantener frescas las relaciones. Hoy deje de botar
lágrimas y como dice ese pensamiento, por fin puedo ver las estrellas.
Solo me queda una publicación más para terminar
de presentarme, luego les conversaré del acontecer y de aquello que a todos nos
sucede, a lo mejor nadie me está leyendo, pero siento una gran alegría de creer
que así lo es, prefiero ver el vaso medio lleno ¿no creen? Un Abrazo y que
tengan un bello día y respétense por favor..
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