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La realidad supera nuestros Sentidos |
Aún recuerdo como pasaban frente a mis ojos
construcciones muy altas, de gran envergadura, las cuales eran de una
arquitectura espectacular, se levantaban todas ellas una tras otra respetando
una disposición geométrica perfecta, eran todas similares, lo extraño era que
no se veía habitantes, debía levantar la mirada para disfrutar de la belleza,
simplemente estaba atónito, mudo de asombro ante tan gigantes construcciones.
Me queda claro que no eran construcciones
humanas, todas eran de un color plomizo, no existía la pintura en ninguna de
ellas, de pronto pasamos por un lugar donde se veían carros similares a los de
los trenes, pero mucho más grandes, apoyados sobre ruedas gigantes para
desplazarse sobre rieles. El tamaño de todo lo que observaba era impresionante,
de pronto cambio el estilo de las construcciones por otro tipo de arquitectura
y se volvían a repetir las construcciones bajo este nuevo modelo, las paredes
eran algo más amarillentas, pero sólidas, de un hormigón muy bien trabajado, en
un momento divisé una catedral maravillosa en medio de tales edificaciones, la
observé desde la altura y observé las puntas de sus techos talladas, verdaderas
obras de arte.
Que sensación más grata cuando flotas y te desplazas
a una velocidad lenta y en pleno silencio y, que mejor que disfrutando de obras
arquitectónicas no existentes en nuestro planeta. Un ruido de una habitación de
mi hogar me despertó y con algo de rabia y frustración debí abandonar el viaje,
aún tengo las imágenes en mi mente de tan hermosas construcciones.
Meses atrás estuve en otro lugar, donde veía
mucha soledad, la superficie del lugar que observaba era arenosa, muchos
montículos de arena sobre la superficie y un viento que cegaba y no permitía
ver bien el paisaje, era algo desolador, me recuerdo que intenté observar con
detalle la superficie arenosa de dicho lugar, estaba en eso cuando observé
pequeñas ventanillas que asomaban al costado de estos montículos de arena, descubrí
que esta lugar era habitado bajo de la superficie, había mucho movimiento pero
no ocurría como nosotros estamos acostumbrados a ver, sobre el suelo, aquí todo
ocurría debajo, habían seres con trajes especiales y con unas mangueras que les
permitían poder vivir bajo estas condiciones, tuve imágenes borrosas de cómo se
desplazaban por las habitaciones bajo el suelo, pocos recuerdos me quedan ya de
esta visita.
Algo que si he realizado en muchas ocasiones y,
me imagino que Uds. también mientras dormitan, es volar, he volado a tantos
lugares recónditos, he conocido tantas casas que nunca he visitado en vida, las
he disfrutado mientras he estado en ellas, pues aún cuando estoy durmiendo me
hago consciente de donde estoy y aprovecho de conocer lugares y personas que nunca
había visto antes, todo esto me da una alegría enorme por saber que mientras
duermo igual puedo viajar a otros lugares, no siempre me ocurre, hay otros
momentos que por el cansancio simplemente me cuesta recordar, soy un ser como
todos Uds. que de pronto el estrés y la fatiga diaria le pasan la cuenta.
Esto que les relato puede parecer ridículo, no
creíble, pero experimentarlo me hace tan feliz, que prefiero compartirlo, puede
que a alguien le suceda lo mismo y sepa porque nos ocurre. No estamos solos,
podemos viajar a través del pensamiento a velocidades no humanas, hay una parte
de nuestras habilidades que desconocemos, cuando comienzas a creer para ver y
no solo ver para creer, comienzan a sucederte fenómenos impensados por la razón,
recuerden estamos filtrados, nuestros sentidos y estructura biológica nos
limita, pero cuando tienes fe y solicitas testimonios para no decaer en tus
creencias e intuición, las pruebas llegan y la felicidad que te embarga en ese
momento es indescriptible. No estás más solo, sabes que formas parte de un
engranaje gigantesco, del cual eres una minúscula partícula y se agradece la
oportunidad de pasar por esta existencia, para experimentar emociones y sumirte
en la aventura de pasar por este plano.
Les cuento esto porque sentí ganas de
expresarlo y a más de alguien puede hacerle sentido. Mi vida cambió y me
enseñaron que el combustible para ser elegido y conocer nuevos mundos, es que
entregues amor, mucho amor. Sé les quiere y gracias por estar, por escucharme y
sostenerme en mis momentos de flaqueza. Cierra los ojos, sonríe, eleva los
brazos hacia el firmamento y da gracias por la oportunidad de vivir y servir a
quienes necesitan contención, afecto y cariño. Hasta una pronta oportunidad.
Carlos Arismendi Gukowsky.
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