sábado, 6 de octubre de 2012

Viaje a lo Desconocido

La realidad supera nuestros Sentidos
Días atrás desperté de un viaje que me dejo algo triste, algo molesto por no haber podido seguir en ese sitio tan maravilloso e impactante. Me encontraba viajando en una nave muy especial, con ventanales gigantes que me permitían disfrutar de una vista panorámica del lugar por donde iba navegando, era una nave angosta pues podía darme vuelta y mirar a través de la ventana del costado opuesto sin problemas. El viaje era plácido y muy lento, parecía flotar, en un momento pensé que navegaba por un canal, pero algo no le hacía sentido a mi razón, cuando comencé a mirar parte de esa ciudad desde la altura.

Aún recuerdo como pasaban frente a mis ojos construcciones muy altas, de gran envergadura, las cuales eran de una arquitectura espectacular, se levantaban todas ellas una tras otra respetando una disposición geométrica perfecta, eran todas similares, lo extraño era que no se veía habitantes, debía levantar la mirada para disfrutar de la belleza, simplemente estaba atónito, mudo de asombro ante tan gigantes construcciones.

Me queda claro que no eran construcciones humanas, todas eran de un color plomizo, no existía la pintura en ninguna de ellas, de pronto pasamos por un lugar donde se veían carros similares a los de los trenes, pero mucho más grandes, apoyados sobre ruedas gigantes para desplazarse sobre rieles. El tamaño de todo lo que observaba era impresionante, de pronto cambio el estilo de las construcciones por otro tipo de arquitectura y se volvían a repetir las construcciones bajo este nuevo modelo, las paredes eran algo más amarillentas, pero sólidas, de un hormigón muy bien trabajado, en un momento divisé una catedral maravillosa en medio de tales edificaciones, la observé desde la altura y observé las puntas de sus techos talladas, verdaderas obras de arte.

Que sensación más grata cuando flotas y te desplazas a una velocidad lenta y en pleno silencio y, que mejor que disfrutando de obras arquitectónicas no existentes en nuestro planeta. Un ruido de una habitación de mi hogar me despertó y con algo de rabia y frustración debí abandonar el viaje, aún tengo las imágenes en mi mente de tan hermosas construcciones.

Meses atrás estuve en otro lugar, donde veía mucha soledad, la superficie del lugar que observaba era arenosa, muchos montículos de arena sobre la superficie y un viento que cegaba y no permitía ver bien el paisaje, era algo desolador, me recuerdo que intenté observar con detalle la superficie arenosa de dicho lugar, estaba en eso cuando observé pequeñas ventanillas que asomaban al costado de estos montículos de arena, descubrí que esta lugar era habitado bajo de la superficie, había mucho movimiento pero no ocurría como nosotros estamos acostumbrados a ver, sobre el suelo, aquí todo ocurría debajo, habían seres con trajes especiales y con unas mangueras que les permitían poder vivir bajo estas condiciones, tuve imágenes borrosas de cómo se desplazaban por las habitaciones bajo el suelo, pocos recuerdos me quedan ya de esta visita.

Algo que si he realizado en muchas ocasiones y, me imagino que Uds. también mientras dormitan, es volar, he volado a tantos lugares recónditos, he conocido tantas casas que nunca he visitado en vida, las he disfrutado mientras he estado en ellas, pues aún cuando estoy durmiendo me hago consciente de donde estoy y aprovecho de conocer lugares y personas que nunca había visto antes, todo esto me da una alegría enorme por saber que mientras duermo igual puedo viajar a otros lugares, no siempre me ocurre, hay otros momentos que por el cansancio simplemente me cuesta recordar, soy un ser como todos Uds. que de pronto el estrés y la fatiga diaria le pasan la cuenta.

Esto que les relato puede parecer ridículo, no creíble, pero experimentarlo me hace tan feliz, que prefiero compartirlo, puede que a alguien le suceda lo mismo y sepa porque nos ocurre. No estamos solos, podemos viajar a través del pensamiento a velocidades no humanas, hay una parte de nuestras habilidades que desconocemos, cuando comienzas a creer para ver y no solo ver para creer, comienzan a sucederte fenómenos impensados por la razón, recuerden estamos filtrados, nuestros sentidos y estructura biológica nos limita, pero cuando tienes fe y solicitas testimonios para no decaer en tus creencias e intuición, las pruebas llegan y la felicidad que te embarga en ese momento es indescriptible. No estás más solo, sabes que formas parte de un engranaje gigantesco, del cual eres una minúscula partícula y se agradece la oportunidad de pasar por esta existencia, para experimentar emociones y sumirte en la aventura de pasar por este plano.

Les cuento esto porque sentí ganas de expresarlo y a más de alguien puede hacerle sentido. Mi vida cambió y me enseñaron que el combustible para ser elegido y conocer nuevos mundos, es que entregues amor, mucho amor. Sé les quiere y gracias por estar, por escucharme y sostenerme en mis momentos de flaqueza. Cierra los ojos, sonríe, eleva los brazos hacia el firmamento y da gracias por la oportunidad de vivir y servir a quienes necesitan contención, afecto y cariño. Hasta una pronta oportunidad.
Carlos Arismendi Gukowsky.

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