domingo, 16 de septiembre de 2012

Despierta, Se Humilde, Observa, Escucha

Mis hijas, nuevas miradas

Un día comentaba a un amigo, que antes de emprender este viaje por la ruta de la espiritualidad, mi ego era el motor principal que me activaba a hacer esto o aquello, pues en esos tiempos necesitaba sentirme validado, reconocido, buscaba fuera de mi respuestas y no escuchaba a mi voz interior, pues esta era temerosa, insegura y no quería equivocarme, mis oídos se deleitaban cuando escuchaban “buen trabajo amigo”, “eres una persona profesional y talentosa”, etc...pienso hoy que el reconocimiento es necesario y permite saber como lo estas haciendo, pero observando desde la  “humildad”.
            Un día me dije ¿Cómo nació en mi esta necesidad de entregar bien-estar a los otros?, racionalmente he tratado de volver atrás y volver a ser el de antes, pero saben mis amigos es imposible, ya no puedo, comencé hace seis años este caminar no exento de crisis, dolores, tristezas, alegrías, ¿saben que?, cuando despiertas es imposible volver a quedarte dormido
            Como poder crear espacios donde reunir a personas que no lo están pasando bien, que se encuentran sin trabajo, donde puedan tomarse un café, un té y poder ser escuchados, donde puedan aprender de sus pares y poder apelar así a las empresas para generar cupos para quienes necesitan hacer algo y llevar alimento a sus familias.
            Cómo poder reunir a mujeres que aún viven el dolor de una separación y que han quedado solas con sus hijos y que deben conocer cuales son las estrategias, para poder subsistir en las nuevas condiciones económicas y emocionales en las que se encuentran.
            Cómo poder enseñar a aquellos jóvenes que no les agrada lo que están estudiando y que no se atreven a planteárselo a sus padres. Cómo educar a esos padres para que aprendan competencias que les impidan ser los verdugos de sus hijos al obligarlos a tomar acciones que se riñen con los deseos y decisiones de estos, que lo único que consiguen es hundirlos más y hacerlos esclavos de los sicólogos y los siquiatras.
            Esto por citar algunas necesidades, las nombro quizás pues son los dolores que he debido escuchar como Coach con los clientes a los cuales me ha tocado atender en estos días.
            Acabo de terminar un Módulo de Coaching en una Universidad chilena, al final de las clases mucha gente se me acercaba agradeciendo las enseñanzas, pues había impactado sus vidas y deseaban reparar o bien poner en práctica competencias para un mejor vivir con sus seres queridos. No saben como reconforta poder colaborar en la sanación espiritual y emocional de tus hermanos de existencia.
            Una enseñanza básica y potente es tomar conciencia que somos observadores únicos de lo que nos acontece y que esa mirada u opinión respecto de lo que decimos, esta teñida inexorablemente de nuestra historia de vida. Cuando comprendes que tu primera cárcel son las creencias que te entrego tu familia mientras creciste en ella, con palabras como “No hagas eso porque…”, “Cuidado cuando salgas….”, “Eso no lo debes hacer porque…”, muchas veces nuestros padres nos llenan de miedos y carencias, creyendo que lo están haciendo bien y que son dueños de la verdad, cuando realmente están transmitiéndonos sus propias inseguridades.
            Por eso al final muchas veces más que expandirnos y hacer que nos sintamos gratos con nosotros mismos, terminamos llenos de creencias paralizantes, que nos impiden ser dueños de nosotros y saber decidir sobre nuestras propias vidas. Somos eternos niños y no crecemos, porque nadie nos enseño, en vez de tomar nuestras propias decisiones, crecemos necesitando a un padre que tome decisiones por nosotros, que luego se llama Jefe.
            Cuando tomo conciencia que la verdad es relativa, que esta teñida de mis propias experiencias de vida, que todo en la vida cambia, la tecnología, las leyes, la moda, la sociedad, lo que me sucedió a mi en su momento, no tiene porqué ocurrirle al otro, o si yo no supe actuar frente a una circunstancia, no implica que mi pareja o hijo no lo pueda hacer.
            Muchas veces creemos que tenemos la bola de cristal que nos permite decir que va a pasar con el futuro de nuestros seres queridos de aquí a unos años más, cuando no somos capaces de saber que va a pasar siquiera de aquí al otro mes, quizás me enferme, quizás me accidente, quizás pierda mi fuente laboral, quizás tenga un ascenso, pero si somos capaces de decirle al otros si se enriquecerá o empobrecerá con lo que elija como profesión, somos tan especiales como especie.
            Amiga, amigo, se humilde para que aprendas a escuchar al otro, escucha de manera efectiva para que aprendas de los demás y aprendas a ponerte en el observador de tu interlocutor. La forma en que hablamos de la vida no viene en el ADN, dime lo que observas y te diré quien eres, cada vez que opinas de ti o de tu entorno no te escapas de tu observador.

Un Abrazo y recuerden, no hay seres mejores, ni peores, solo diferentes. Hasta Pronto.
Carlos Arismendi Gukowsky.  

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