lunes, 4 de marzo de 2013

Viaje en Tren Subterráneo

Santiago - Smog sobre la ciudad
He comenzado a escribir estas líneas y aún no tengo claro que ideas van a brotar de mi mente inquieta, algunas líneas seguramente pronto comenzarán a aparecer en la zona inferior de esta página, dejará de estar vacía en algún momento. Me encuentro habitando un espacio de existencia donde ya no me es posible dejar de explicarme el porque, el para que, de esto y/o aquello que se cruza por mi ser. Subo al Metro o tren subterráneo para viajar a mi habitat laboral, dónde por un contrato debo pasar algunas horas de mi vida sirviendo a la humanidad, necesito dinero para poder hacer trueque por bienes que me permitan vivir tranquilo en este plano, necesito alimentarme y tener cobijo, pero obtener dinero implica esfuerzo y dedicación, ley de la vida dicen muchos, pero si se ama, el trabajo ya no es trabajo, ¿Cuántos podrán experimentar esta verdad?.

Miro al techo y a los costados del vagón, al cual ingreso después de esperar largos minutos y, noto que estos lugares están repletos de publicidad, incluso a través de las ventanas del carro, cada vez que este se detiene en una estación, logro divisar en las murallas del exterior muchos letreros con avisos coloridos que te invitan a hacer esto u aquello, es imposible descansar, si el objetivo es volverme ansioso y agotarme visualmente me digo, no lo van a lograr, simplemente cierro mis ojos y respiro profundamente para entrar en un acto meditativo, en medio de cientos de personas que se aprietan unas a otras a primeras horas del día, todas ansían llegar a la hora a sus trabajos. Al cerrar mis ojos viajo a otros lugares visualizando paisajes, recuerdos gratos que me impidan sentir cansancio durante esta acalorada y agotadora experiencia y, así impedir ser adormecido e hipnotizado por los mensajes subliminales del entorno.

Hoy el paisaje que uno observa en estos vagones ha cambiado, la gran mayoría de sus habitantes se encuentra conectado a través de su smartphone o iphone al mundo virtual, las personas no cruzan miradas, es riesgoso, se sienten invadidas, no confían en los demás, mejor es desconectarse de este mundo que llamamos real, de tanta violencia, tanto stress y así nos evitamos conflictos, problemas de salud. Estar conectados a la red, nos revitaliza, nos da seguridad, nadie sabe que estamos haciendo, no nos sentimos invadidos, nadie opina sobre nuestro actuar o decisión adoptada con nuestro dispositivo multimedia, estamos al fin acompañados de algo en lo que si podemos confiar, pues hace lo que le ordenamos y nos brinda bellas melodías o videos si se lo solicitamos, o nos conecta con nuestros trabajos, para que renunciar a este mágico y placentero momento. Si muchas veces cantamos de felicidad, a gran volumen sin notar que nos están escuchando, pero no estamos consciente de ello, no nos preocupa, para que, si este mundo real no existe en ese momento.

De pronto llegas a destino, la multitud te saca de los vagones sin tu hacer el menor esfuerzo, las personas inmediatamente comienzan a correr, hay que hacer cambio de tren quizás, o llegar a la hora a sus trabajos. Las paredes vestidas de publicidad continúan bombardeando nuestro inconsciente, no nos pueden dejar ningún momento tranquilos, simplemente no nos dan tregua.

Cuando al final sales de la estación del tren subterráneo, el paisaje de concreto esta repleto de locales que venden sus productos, quioscos en las esquinas ofreciendo diarios y revistas, los cuales entre sus paginas hospedan bellas publicidades ocultas. La mayoría de los locales son comerciales, repletan la ruta que transitas de estímulos para comprar, comprar y comprar, ¿Qué hay de diferente en el paisaje que estimule tu tranquilidad y paz interior?, unos simples árboles en medio del concreto, que no logran despertarte del letargo en que te encuentras. Cómo no nos vamos a cansar, a agotar, si nuestro entorno carece de lugares que inciten a la paz, a la calma, a la reflexión, a la armonía. Eso no ocurre porque es peligroso quizás, no puedes despertar, debes comprar, para ello debes tener una alta carga de ansiedad, pienso que nada de lo que esta en tu ruta de viaje esta por azar, los seres humanos somos en verdad héroes al resistir y no enfermarnos mentalmente con el diseño de estas grandes urbes. Smog y Contaminación Acústica, que más.

Me despido……necesito descansar. Mañana debo tomar el tren subterráneo e ir a mi trabajo nuevamente…Un Abrazo y siempre despiertos por favor.

Carlos Arismendi Gukowsky.

No hay comentarios:

Publicar un comentario